Caminata en el cerro de San Juan, por Víctor Parra Avellaneda | Cuento

Caminata en el cerro de San Juan, por Víctor Parra Avellaneda | Cuento

—Te digo que es por aquí. La ciudad está cerca —le dijo la persona con la que había estado caminando durante horas en aquel tramo del Cerro de San Juan.

No había ahí grandes árboles, sino pequeños, apenas llegaban al metro de altura y empezaban a retoñar nuevas hojas. El acompañante acariciaba sus tiernas ramas.

—Pues llevamos ya más de seis horas y no he visto que estemos cerca de Tepic —le respondió el explorador, irritado, mientras calaba su cigarrillo a medio acabar.

El sujeto con el que caminaba lo encontró tras salirse del camino y le ofreció ayudarlo a regresar.

Entretanto, el explorador sacó otro cigarrillo de la cajetilla para fumar.

—¿Siempre qué estás nervioso haces eso? —le preguntó el acompañante.

—¡Sí! Te lo repito una vez más, ¡Sí! —le contestó el explorador, molesto —. Ya me has hecho la misma pregunta cinco veces. ¿No pones atención a lo que te dicen? —tras decir esto se acabó la colilla y la tiró al suelo y encendió otra.

—Si estuviéramos en época de secas esto podría generar un incendio. Tienes suerte de que sea época de lluvias —dijo el acompañante.

—Ni que lo digas. Justo hace un año me quedé dormido con el cigarro encendido. Cuando desperté ya había unas llamas enormes. Lo bueno es que pude salir a tiempo—le respondió el explorador.

—¿Hace un año? ¿Eso dijiste? ¿Hace un año?

—¡Que sí! ¡Hace un año! —respondió el explorador—. En verdad no pones atención a lo que te digo. ¿Por qué me haces las mismas preguntas una y otra vez? ¿Es qué eres tonto?

—Solo quería tener tu confesión —le respondió su acompañante.

—¿Confesión? —preguntó el explorador — ¿De qué confesión me hablas?

—Hace un año no pude escapar de las llamas. Ahora sé que las provocaste—le respondió el acompañante.

—Espera un momento…— tartamudeó el explorador—. Dices… ¿dices que estuviste aquí, hace un año, en el incendio?

—El fuego acabó conmigo y con muchos animales. Cuando morí pude hablar con cada uno de ellos. Me contaron sobre la persona que inició las llamas y salió huyendo…

—¿Qué?

—¿No te han dicho que el corazón es como un bosque? Ambos arden.

—¿Cómo? —susurró el explorador, sintiendo una fuerte punzada en el pecho.

—Desde ese día me di a la tarea de encontrar al responsable. Se lo prometí a las almas del Cerro.

El explorador cayó, con una mano se tentó el brazo izquierdo.

—Tu…eres…—intentó decir el explorador, agonizando.

Su visión se fue haciendo muy borrosa, lechosa, hasta que ya no hubo pulso.

—Tu cuerpo servirá para alimentar a muchos animales y para fertilizar este suelo —fue lo último que le dijo el hombre antes de desaparecer en el aire.


Víctor Parra Avellaneda (Nayarit, México 1998). Biólogo y escritor. Escribe ciencia ficción y fantasía. Fue becario del PECDA Nayarit 2018-2019 en la categoría de cuento. Primer lugar en el Concurso de Cuento Amado Nervo (2020) y Mención Honorífica del concurso Páramo de Sueños (2020). Ha publicado sus relatos en AxxónPenumbriaMarabuntaAlcantarillaPágina SalmónSci:fdIRevista ZurThe Temz Review, entre otras. Autor del libro de cuentos de ficción especulativa Más allá del horizonte (Ediciones del Olvido, 2022). Miembro de la Asociación de Literatura de Ciencia Ficción y Fantástica Chilena (ALCIFF) y de la International Association of Science Fiction and Fantasy Authors (IASFA). Editó la revista de literatura de ficción especulativa Primero Sueño de 2020 a 2021, incluida en la Lista de Recomendaciones Imaginación y Futuro 2021 otorgado por Mexicona.