De los Beatles a Pablo Neruda. ¿Qué se monumentaliza hoy en Mazatlán?
*Hace poco se inauguró la estatua de Pablo Neruda en el malecón de Mazatlán, costó $467,068 pesos
¿Qué significado tiene para la ciudadanía que se gaste casi medio millón de pesos en la estatua de un poeta chileno que pasó por esta ciudad y dejó el siguiente verso “Mazatlán estrellado, puerto de noche, escucho las olas golpear tu pobreza y constelaciones, el latido de tus apasionados orfeones, tu corazón sonámbulo que canta bajo las redes rojas de la luna”?
El carácter histórico que presentan los monumentos, en tanto “su anhelo de eternidad, de apresentificación perpetua, tendría que ver con la insistencia y el deseo personal por retraer ese pasado o esa historia, en esa forma de monumentalizar nos monumentalizamos, nosotros mismos” (Yory, 2002).
Entonces, este monumento qué representa para los ciudadanos (no hablemos aún de los literatos), los espectadores de a pie que respiran la ciudad, en relación con su identidad.
Esto obviamente debió tener su trámite legal, su autorización en cabildo, etc., pero… la pregunta que salta aquí: ¿qué hace el municipio, a través de su institución cultural, para promover la literatura?
En Mazatlán el municipio siempre ha tenido a la literatura como un arte de “no espectáculo”, es por ello que arrincona dentro del festival cultural en un programa que se llama “jueves literarios”, que por cierto fue una creación ciudadana e independiente, que a través de los años se apropiaron de él.
De todos modos, ese programa pocas veces tiene relevancia, salvo cuando llegan a traer a autores interesantes fuera de Mazatlán (que además no les pagan), y no tienen idea de lo que se podría realizar (con el poco dinero que le destinan) para estar a la vanguardia, porque para los funcionarios sólo es necesario cubrir agenda y la cuota del festival.
También existe el premio de poesía Clemencia Isaura, que últimamente ha aumentado su monto, pero los libros ganadores no se publican y como mazatlecos no conocemos la poesía que gana año con año ese premio. Del premio Mazatlán de Literatura, no se sabe mucho, porque no hay convocatoria y a veces no se sabe si el premio se otorga por trayectoria o por novedad editorial.
En Mazatlán y en Sinaloa nunca ha existido, dentro del gobierno, un plan, una estrategia, un programa o un proyecto, que tenga que ver con la formación de lectores y escritores, tampoco ningún programa claro que trascienda las administraciones para publicar libros, mucho menos para realizar encuentros de escritores, ni coloquios, ni congresos, ni nada parecido, de manera sólida que nazcan desde el recurso público.
Entonces, ¿qué se podría haber hecho para la literatura mazatleca con esos 467mil pesos gastados en un poeta chileno que murió en 1973? Becas, libros, investigaciones, espacios dedicados a ello y valorados.
¿Tú qué harías?