El sello de la casa: la costumbre de despreciar, minimizar y deslindarse de la violencia en Mazatlán, por Gerardo Muñoz | Opinión

El sello de la casa: la costumbre de despreciar, minimizar y deslindarse de la violencia en Mazatlán, por Gerardo Muñoz | Opinión

El 28 de septiembre de 2024, frente a la agudización de las desapariciones forzadas en Mazatlán, el presidente municipal de Mazatlán, Edgar Augusto González Zatarain, recurrió (en términos de discurso) al sello de la casa para estigmatizar, minimizar y deslindarse del asunto.  Pues como respuesta a la manifestación de un día anterior, realizada por familiares de desaparecidos y colectivos solidarios en el Monumento a la Familia, el alcalde ha declarado:

Qué les pedimos a las familias, que busquen qué andan haciendo sus hijos, porque algunos, no todos, no puedo generalizar, pero algunos, por ejemplo ayer de los que entrevisté, sí me confesaron ‘sí, es que mi hijo andaba ahí medio mal’, reconocen ellos, entonces a aquellos que saben que sus hijos están metidos en algo que los cuiden, los saquen de aquí o ver la manera de cómo proteger esa parte porque los usan de carne de cañón.

Su antipatía y desprecio por las víctimas se mezcla con su renuncia simbólica a la vida institucional, y al Estado de Derecho.  Su conducta se suma a la del gobernador, a la del General de División de la zona, y a la indolencia del mismo López Obrador, quien ha aprovechado los últimos días de su sexenio en Sinaloa para presencialmente negarlo todo. El alcalde debería de aclarar que entonces ya está un paso adelante, si no, sólo está tomando como pretexto la confianza que le dieron las víctimas, no para seguir alguna pista, sino para deslindarse personalmente. ¿Qué ya investigaron para dictaminar lo que concluyen? ¿Y de ser así entonces reconoce asentir a un tipo de Estado de excepción?

Es por este tipo de pésimas declaraciones de funcionarios públicos frente a hechos violentos (desde hace más de quince años en Mazatlán), que hablo del sello de la casa:  las mismas excusas, los mismos juicios, las mismas simplificaciones.

Recordemos (todas las negritas son mías):

A un Jorge Abel López Sánchez del PRI, en aquel verano de 2008, donde se hicieron presentes asesinatos y secuestros en el puerto, y éste, de inmediato minimizó: “Mazatlán sigue registrando visitas de turistas, no creo que estén impactando los hechos, que si bien se han presentado ha habido persecución y seguimiento”. Y, donde ante la persistencia de los acontecimientos también convocó a no hablar del tema: “Hago un llamado a los medios de comunicación para que minimicemos más la problemática de delincuencia, sobre todo en Mazatlán, para cuidar nuestro destino, cuidar la ciudad”.

Por un lado, el presidente municipal en aquel 2008 terminó de deslindarse diciendo que: “Hay un conflicto de grupos por apoderarse del mercado, de la plaza, es una situación en donde nosotros no podemos hacer gran cosa, es un asunto de mayor importancia que incumbe a la Federación.” Y por otro, afirmando que: “Ese fue el resultado del frente común para no darle espacios a los anónimos, ni mucho menos a quien llama a la violencia y crean incertidumbre e inseguridad, cuando esta no existe”.

 En 2011, regresó a la presidencia municipal, Alejandro Higuera del PAN, quien continuó con un guion parecido. Este se pronunciaría frente a la masacre en el Cherry, en el marco del carnaval de 2011, con las siguientes palabras:

Lamentamos mucho esta situación. Lo lamento porque a pesar de que hemos tenido más de 300 mil gentes en los eventos, no ha pasado nada, porque sí han funcionado los operativos. Esto fue una situación que se presentó donde hay cierta responsabilidad del lugar, porque después de cerrar siguieron en su área privada, en su estacionamiento y fue donde sucedieron las cosas, muy lamentable.

Mario López Valdez, quien al cuestionársele sobre la masacre, respondió minimizando y estigmatizando:

Que hoy nos vulneraron, como usted dice, la fiesta del Carnaval, eso no nos quita lo hermoso ni la gran capacidad de organización que tuvieron Alejandro Higuera y su equipo, y los mazatlecos; a las 5:30 [sic] horas no sé qué estaban haciendo y vamos a tener que tomar medidas

El gobernador echó la culpa a los corridos, igual como se ha querido explicar en 2024:

Voy a a(sic) dar instrucciones para que quede como obligación se retire este tipo de música, que lo único que hace es incitar a la gente que puede andar bajo el influjo del alcohol o de alguna droga, a cometer actos de barbarie como esos

Por su parte el Secretario de Seguridad Pública, Francisco Córdova Celaya remató:

No sé si está funcionando o no está funcionando. Vamos a evaluar los hechos. Se escondieron lo chamacos en un estacionamiento, nos lo vio la autoridad escondidos y se agarraron a balazos entre sí, ahí no tiene la culpa la autoridad. […] Si malandritos, si malandritos se van a esconder y luego se van a emborrachar y drogarse y agarrarse a balazos, esa no la tiene la culpa la autoridad, esa la tiene la culpa los propios, todos, la sociedad, los padres que dejaron que sus niños, porque son niños, eh, son chamacos todos ellos, tienen la culpa, nosotros hacemos lo que se puede.

 Entre 2014 y 2016, asumió el cargo de presidente municipal Carlos Felton, cuyas primeras declaraciones frente a hechos de alto impacto fueron las siguientes, donde como todos, no hizo ningún esfuerzo creativo:

Verdaderamente lamentable pero de hecho aislado. Cualquier asesinato es lamentable, el mes pasado tuvimos ocho casos consecuencia de la violencia pero Mazatlán ahorita a niveles estatales de los más bajos; si consideramos que en Culiacán hubo treinta y tantos. 

¡Qué novedad!, ¡Qué poco esfuerzo le tomó repetir lo mismo! Felton sería constante en declaraciones del tipo siguiente, recordemos lo dicho en aquel 2014:

Mazatlán sigue siendo un lugar seguro, es imposible que no haya violencia en un municipio. Yo creo que ninguna ciudad del mundo puede presumir de que está exento de que sucedan algunos hechos, lo que sí es importante en Mazatlán en tema de seguridad ha ido mejorando bastante en las últimas fechas.

Sí hay algo de violencia a veces, pero es mínima por fortuna, otros destinos del mundo, no solamente de México están sufriendo por el tema de la inseguridad, no así Mazatlán, sigo insistiendo en que Mazatlán es un destino seguro al que pueden venir con la familia a disfrutar.

El regreso del PRI con Pucheta (2017-2018), prefirió guardar silencio durante su administración, a pesar de ser 2017 el año con más violencia registrada en la historia de la ciudad, sin embargo, frente a los acontecimientos en Villa Unión, donde asesinaron a 19 civiles, al ser cuestionado él respondería: “Yo que sé ni que fuera brujo”.

El gobierno venidero en 2018, anunciaría con arrogancia el purificar la vida pública, sin embargo, la postura del nuevo presidente representante del oficialismo continuaría emparentada a la de sus antecesores. Al ser cuestionado, el alcalde Benítez Torres (presidente entre 2018-2021), perteneciente al partido Morena expresó:

Es la herencia que nos dejó Felipe Calderón… nosotros no le vamos a entrar […] No nos compete a nosotros, en eso que está sucediendo no nos vamos a meter… no son de ahí, son sembrados de muchos lados, no son de Mazatlán.

Apenas el libro completo de Carlos Monsiváis, Por mi madre bohemios, compite con estas citas. Estas referencias corresponden a algunos fragmentos de los discursos dominantes en Mazatlán, y me llevan de modo casi circular a las declaraciones más recientes del presidente municipal. Mismo que demuestra el reforzamiento y vigencia de los esquemas binarios para clasificar a las víctimas, estas declaraciones son un homenaje a la impunidad, nada aportan para una cultura de la legalidad y de la paz, pedagógicamente son una aberración, y personal tanto como políticamente representan una postura inhumana.

 

Escrito por Gerardo Muñoz, Dr. en Sociología.