Reseña | Un rompecabezas de cristales dentro de ‘Cuerpo presente’ de Lola Silva Aguayo

Reseña | Un rompecabezas de cristales dentro de ‘Cuerpo presente’ de Lola Silva Aguayo

Sergio H. García

Pensar en la sustancia del cuerpo puede suponer varios debates: ¿nos pertenecemos a él o este nos pertenece?, ¿es solamente un vehículo que, una vez perdida la vida, se queda inerte?, ¿Existimos gracias a él? o ¿qué pasa cuando enferma?, ¿sentimos los estragos de la enfermedad o somos esa parte enferma que se duele? Estas dudas son centrales y a la vez periféricas dentro del poemario Cuerpo presente, de la poeta Lola Silva Aguayo, publicado por la editorial Libros del Marqués a principios de este año.

En cuerpo presente, Lola abre las venas ya cicatrizadas de las diferentes formas de ser y sentirse en su cuerpo, toma un lenguaje gótico, lleno de sangres, coágulos, noches, fríos y corazones radicados dentro de las mitologías y el esoterismo, las multiplica con alegorías gigantescas y cierto surrealismo sublimado que la divide en todas las posibilidades radicadas en la palabra, la mente, el espíritu y en la otredad. Por lo tanto, podemos decir que Lola Silva, en su poemario, nos habla en verso desde sus diferentes existencias corporales.

El libro se nos presenta en una sola sección, sin ninguna clase de línea a seguir dentro la poética de los poemas, como si lo que estuviera por venir es el descubrimiento de un rompecabezas de cristales que se armará sólo conforme la lectura y nos revelará la imagen de una poeta, que antes de las palabras es mujer y antes de las sangres y hormonas es una humana fuerte y espiritual, pues quizás este es el primer cuerpo que se nos revela en el libro: un cuerpo espiritual, de sustancia, así como leer en Heme aquí, el poema que abre el libro y  se entrelaza fuertemente con La suma sacerdotisa, carta del tarot muy espiritual, que simboliza cierto dominio sobre el mundo las almas, y con la cual la poeta se abraza. Lola escribe:

Mírame aquí,

observa tu reflejo

que sedienta estoy por abrazarte

hacer cenizas tu cuerpo

y hundirnos

en la soledad divina que nos hará renacer.

Sí.

Ambas sabemos,

parecía esto un naufragio eterno,

una barca a los dioses

que en mar de olvido abandonaron enmudecida en fatídica oscuridad.

Además de la comparación directa con el personaje del Tarot, se remarca una constante de los poemas de Lola y lo que nos lleva a su segundo cuerpo: el físico y el erotismo. Dentro de Cuerpo presente vamos a encontrar constantes imágenes que centran en lo erótico, poemas como Litha o Copas repletas de vino sangran al caer en el piso, a pesar de no ser poemas eróticos en fondo, toman fuertemente el lenguaje de lo erótico y se muestras así. Lo mismo pasa con la enfermedad; la poeta se nos revela con frecuencia a través del dolor físico, de la sangre y la úlcera. A este punto, la obra de Lola Silva, recordó un par de poetas y libros. Dos para ser específicos. Uno muerto y la otra viviendo a través de sus palabras. La segunda María Auxiliadora Álvarez, con su poemario Cuerpo ca(z)sa, libro que habla sobre la violencia gineco-obstétrica y todo el proceso de dar a luz dentro de un hospital; y el primero, un poeta de la Ciudad de México, caído ante la batalla del cáncer, Sergio Loo, y su libro póstumo Operación al cuerpo enfermo, libro donde el poeta deja todos los procesos médicos ejercidos en la lucha perdida por salvar su vida. En Litha, Silva escribe:

Cerezo tintos

            suaves sus labios

su garganta

como un aullido

que busca el cielo, la noche o nada.

Se arranca el útero

se vuelve ofrenda

divino abono

pudre la carne

crecen en hiedras el odio su miedo un adiós.

El tercer cuerpo de Lola, no se encuentra en ella, sino en los demás. En estos poemas, la autora deja dicho entre discursos que no solo somos lo relacionado a nuestro cuerpo, sino que también lo que es y pasa con los cuerpos y vidas de quienes amamos y nos aman, así, pues, la poeta se hace de la palabra nacida en el otro, en lo que también se llama otredad.

Poemas como Ghoul, Pureza o Insulinona, llaman la atención por centrarse fuera de la autora, por pertenecerle, sí, pero desde esa otra trinchera. Lola escribe en Insulinona:

Pedazos de resinación dentro.

Sólo es un animal       pienso.

Los hurones vienen a divertirse         el doctor subraya.

No hay espacio para la felicidad perpetua en algo tan pequeño.

                        [No mueras]

Insulinona:

Linfoma suprarrenal

El síndrome se llama ceguera

ve solo sombras          mi sombra

que lo adora

que necesita su existencia

            para no sentirse sombra.

Cuerpo presente es el primer poemario de Lola Silva Aguayo, un libro misceláneo, pero que conserva la unanimidad de una herida, la oscuridad de la palabra que se duele y nos duele fuertemente. Un libro duro que vale la pena leer y releer con calma y a prisa, pues este rompecabezas es capaz, si no nos cuidamos, del corte, y nos sangra en diferentes tiempos, en los distintos cuerpos de una sola poeta.


Sergio H. García (Nayarit, México. 1995). Dirige Ediciones del Olvido desde 2021. Lo han publicado en antologías y revistas nacionales e internacionales. Becario del programa Los Signos en rotación, Festival Interfaz ISSSTE-Cultura Guanajuato 2018, beneficiario del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico Nayarit 2023. Autor de Que Ninguna tormenta se acerque (Crisálida Ediciones, 2021) y Tengo la boca llena de tierra (Buenos Aires Poetry, 2023).