Tres poemas de Abraham Campos | Poesía contemporánea

Tres poemas de Abraham Campos | Poesía contemporánea

In-Revolución

La tierra, hinchada, vomita maíz,
las manos sucias de los obreros
suministran el metal que resuena,
mientras nuestra esperanza se despliega en bits,
líneas fractales que se atraviesan y se disuelven,
como ojos postizos que sueñan lo virtual,
mentes, marchitas en algoritmos.

Bajo el tridente de Poseidón,
el metal arde como carne quemada,
penetrando el abismo del ser.
Gritan,
en el delirio de un hombre vacío:
¡POR LA HONRA DE LA BATALLA!
¡POR EL ACERO FRÍO DE LA TIRINCHERA!
¡POR EL FANTASMA DE INTERNET!

Gritan,
enfermos de su propia presencia,
se retuercen en la jaula de su conciencia,
y nuestra tierra,
es un cadáver podrido
que se desploma ante la indiferencia
de trincheras acolchonadas
en las que el confort se desangra lentamente.

La tierra ya no es más que polvo.
Se hincha, se seca, se arrastra
como el desierto que devora su piel.

 

La desorientación del Doctor Fausto

La noche se desploma,
un ataúd abierto donde Fausto respira cenizas.
Mefistófeles no camina: ondula como un tumor,
su risa es una garra que abre el aire.

— ¿Quieres ciencia? ¿Quieres un dios moldeado con tu sangre?
Ven, Fausto, aliméntame.
Tu gota de sangre es mi banquete,
mi firma es el filo que corta tu sombra.

El pacto es un cadáver atado al río:
su corriente te arrastra mientras la legión subterránea
baila sobre tus huesos.
— ¡Oh, Fausto! Te nombro mago y mártir,
un circo de cenizas al que nadie asistirá.
Te regalo una doncella cuyo vientre es un abismo;
que su baile te ahogue mientras el tiempo
te mastica sin prisa.

Doce campanadas: la hora donde la piel se pudre.
Fausto, tus manos tiemblan al firmar tu tumba,
el papel arde y la balanza no se inclina:
se desploma.

— Cobarde Fausto, demasiado tarde tu arrepentimiento:
mi reino es una corona de espinas,
y tú, eterno esclavo, llevas mi nombre tallado en tus entrañas.

 

El Nómada

El suelo,
imperecedero,
consume las huellas del solitario
como un dios hambriento que no olvida.
Van, se arrastran, sobre fisuras abiertas,
huellas rotas que clavan el silencio en la carne,
y en el cielo rojo,
tu mirada es una flecha que no llega.

Es en tu lengua muda
donde se funde el viento,
desierto que te engulle y te llama,
y el eco responde con susurros de muerte.
Sobre los arbustos secos,
tu corazón se regocija en un llanto sordo,
y los puños se crispan,
muertos al sol que no consuela,
mientras tus ojos arden bajo la luna,
testigo inútil de tu vagar nocturno.

Y sobre la playa,
te ahogas en tu furia,
engullendo la espuma
que te niega la paz.

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Abraham Campos, México. Ha participado en la antología de cuento Hidalguense, publicada por Editorial Vozabizal; en la antología de poesía Voces Minerales, también de Editorial Vozabizal; en la antología de microficciones Flores que solo abren de noche, coeditada por Fóbica Fest y La Tinta del Silencio; en la antología Mentes corroídas de la editorial Palabra Herida; en la antología Tiempos rotos de la editorial Palabra Herida; en la antología Latinoamérica y otros cuentos de terror de la editorial Historias Worter; en la antología Terror 2024 de Editorial Lebrí; en la antología Negra Navidad de Editorial Lebrí; y en la antología Triskaidekafobia: Trece años de mala suerte de Editorial Lengua del Diablo.

Además, ha publicado en diversas revistas digitales como Espejo Humeante, Sinestesia, Axioma, Anapoyesis, Literatura, arte y cultura, Anacronías, Teoría Ómicron, ToxiMorrox, Awita de Chale, Cooperativa Cebollas Agrias, Cósmica Fanzine, Sangría, Cinocéfalo, entre otras.