Tres poemas de Miguel Mariscal (Guadalajara) | Poesía contemporánea

Al son de contar
Y el frío y directo número casi nunca se equivoca. Lo bueno o tal vez lo conveniente es cuando uno toma esa numeralia para órdenes distintos. Eso viene desde antaño, desde muy atrás, y una cuenta y otra cerciora que la única manera de acercarse a la realidad es a través del número. Sin errar, el número da, pero también quita. Se sabe que las fechas no tienen ton ni son, es por ello que no hacen flirteos de un ‘tal vez’, sólo estiran y aflojan el calendario.
Una crónica va y se dirige, es otra cuenta más que realizan los números para entretejer historias tal cual. Así la melodía, es el martilleo de un ritmo universal, lo escuchas cuando cruzas la calle en casa del herrero, la misma calle trazada a palito y delgada hebra de algodón. No se escapa al calce de ese vaivén el cual está estructurado el universo: un ritmo que parte desde el vientre cósmico. Todo sabio parte de su propio ritmo. La calle vive la vieja costumbre de reunirse, pero también de apartarse, porque sabe que el hombre desea su compañía, a pesar del uso de categorías contundentes: todo, nada, siempre, jamás. O la antigua maña de moralizar y de acompañar a los fríos números con etiquetas. Cierto es que una cifra denota luz y distancia; pero dejemos ya de cotejar la vida; ella es y punto, y su numeralia viaja de trampa.
Retablo
El poema se hace esculpir
Que la mano destructora
corrija cada miga disuelta por los aires,
y la blancura espete con su rictus
la subversión de la escritura.
Trozos.
Elementos de metamorfosis,
intermediación poética
de la mano y su batuta.
Y bajo el rigor de los signos,
el vacío.
Inclinación (un efecto exponencial)
Nadie le enseño la caída a la manzana.
Fue la insaciable gravitacional
(acaso no fue dicha fuerza la que dicto la ley)
la que también nos perfeccionó sin instructivo
el movimiento. Sin hacerle el feo a la inclinación
-posición favorita del universo- aprendimos
la atracción de los cuerpos y que la física nada
echa en saco roto. La cuestión de todo es
la durabilidad de la firmeza. Mientras ésta
mantenga el control del movimiento, aun
en nuestra harta fragilidad, será halagadora,
clara y sin rodeos.
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Miguel Mariscal. Guadalajara, Jalisco. Licenciado en Economía por la Universidad de Guadalajara, poeta y cronista. Autor de los libros de poemas: Puerta Alterna (Literalia Editores, 2014). Nubes Cárdenas (Ediciones el Viaje, 2021). Yescas del vértigo (Tefamar Ediciones). También ha formado parte en las publicaciones colectivas: Procesos de Creación Literaria (Acento Editores, 2015) y Tierras de Arce (Secretaría de Cultura de Jalisco, 2016). Está incluido en el Diccionario de Escritores en Jalisco (Prometeo Editores, 2020). Algunas de sus letras se han publicado en varias revistas literarias como: Diáspora y La Higuera Cultural.