Beatriz A. Menelik reseña “Bajar es lo peor” de Mariana Enríquez
Es un libro que te dice –Bajar es lo peor- y realmente sabes que lo es
“...frente a esos osarios inmundos que me ruboriza nombrar, es por fin tiempo de reaccionar contra lo que nos choca y nos somete tan soberanamente.”
Conde de Lautréamont
Leer Bajar es lo peor de la autora argentina Mariana Enríquez fue catártico para mí. Sabía que me encontraba dentro de sus páginas y sabía exactamente por qué, pero los últimos capítulos me agarraron en curva. Terminé de leerlo un viernes de madrugada, con algunos vasos de cerveza y una nube de humo; puedo decir que me encerré en el baño con la botella y el libro para terminar de leerlo en una acción violenta y desesperada llena de llanto. Definitivamente es lo que se dice de ella: una novela de vampiros sin vampiros, que refleja el underground argentino de los noventas. Los rebeldes, los putos, los raros, los hermosos, la belleza luciferiana y la eterna adolescencia, la inocencia manipuladora de un enfant terrible como lo fue Rimbaud, como lo es Facundo, las perturbaciones lautreamontianas y todos los adjetivos horripilantes y espantosos que menciona El Conde al principio de sus poesías.
Es un texto adolescente –porque, aunque Enríquez no recuerda cuando fue exactamente escrito, data de su adolescencia- y no pudo haber sido escrito de otra forma. Es con esa misma pureza irónica con la que se entrega en esta novela proclamando su propio vagabundeo juvenil, en un descontrol lleno de cocaína, marihuana y alcohol, pero también de amor, sexo y un soundtrack que reafirma el ambiente de esas noches oscuras y de esa repulsión al sol y a los amaneceres; se adolecía más bien de vitamina D y falta de sueño.
Ahora bien, una de las cosas que me volaron la cabeza fueron las terribles alucinaciones de Narval, esas perturbaciones que están sumamente ligadas a la sexualidad y que es una característica del terror que en mi ignorancia no había notado y me parece fascinante. En el afán masoquista y degradante de la búsqueda del placer a través del miedo y la decadencia, Ella y el-Hombre-con-huecos-en-vez-de-ojos son ese puente conductor para las depravaciones que solo la mente que los creó sería capaz de cometer. Aunque no está claro, en el libro, Sebastián -amigo de los protagonistas- los invita a cuestionarse a través de su teoría acerca de lo que podrían ser, lo seres del bajo astral. Narval es un personaje que denota cierta sensibilidad, Facundo, todo lo contrario, una total indiferencia, al menos en la mayor parte del libro, al menos fingida algunas veces, sin embargo, los conecta un amor torpe y desbordado, pero no solo eso: sino, una serie de pesadillas tanto reales como subconscientes que los bautizan como vampiros, que los invaden y los orillan a vivir de noche. Como lector tampoco puedes seguir el paso del calendario ni de los relojes, en algunos momentos –escasos- alguien pregunta por la hora y te das cuenta de que increíblemente son las cuatro de la tarde, que raro, piensas, en su vida no existe el día ¿o sí?
Facundo es soberbio, ególatra, sabe que merece todo lo que quiera y aunque descarrilada, su vida tenía cierto rumbo, que se pierde por completo en las últimas páginas. Su hermosura luciferiana es recalcada a lo largo del libro para que no olvides la razón de su carácter y tampoco de su belleza; es nefasto, y como todo lo inalcanzable, Facundo es dueño del deseo de todas y todos.
Es un libro que cuestiona la existencia de los límites humanos, es el camino y el acercamiento a la adicción, al amor, a la muerte. Cuando Lautréamont dice que hay que reaccionar contra lo que nos choca, Enríquez no huyó de todos esos adjetivos putrefactos, al contrario, los conjuró y exorcizó -referenciando a Pizarnik-, los encerró todos juntos para deshacerse de habitantes mentales que no dejan espacio, de toda esa acrimonia, de lo mortífero, curándose del espanto de las calles nocturnas y la soledad que habita la oscuridad. No es necesario que nos remontemos a una obra escrita en 1595 si vivimos en un año tan cercano al siglo pasado, a 1995. No es necesario si tenemos la historia de Facundo y Narval; tal vez solo para comparar, como yo penosamente lo hago y me atrevo en este momento.
Es un libro redondo, que te dice -Bajar es lo peor- y realmente sabes que lo es, así mismo, como una salvación disfrazada de lo contrario.
Beatriz A. Menelik nació en Aguascalientes, México en el 2001. Trabaja de forma independiente como escritora mayormente enfocada en la poesía. En el 2020 formó parte de un conversatorio a lado de Cristina Piña, biógrafa de la poeta argentina Alejandra Pizarnik para el programa Muerdelenguas en Radio UNAM. En ese mismo año participó también en una cápsula de poesía para la serie “Quien te volviera a soñar” y en el 2022 fue entrevista por Mario Conde para la misma radio difusora acerca de su labor literaria. En 2019 fue publicada en La Pulcata UACM Revista Literaria–Cultural. En el presente año, 2023, ganó una mención honorífica en el Certamen de poesía en breve “Escribir en Libertad” de la Revista digital Letras y Voces. Formó parte de la antología poética “Reminiscencias” de Ediciones Komala. Recientemente publicó su primer poemario SOBRE “…CONTRAER EL HÁBITO DE CREER EN EL MUNDO EXTERIOR” y ha formado parte de diversos slams de poesía en el Museo Universitario del Chopo y en La casa del cine mexicano en la Ciudad de México.