Poéticas del Golfo | Julia Melissa Rivas Hernández, poemas de su libro “Imperio”

Poéticas del Golfo | Julia Melissa Rivas Hernández, poemas de su libro “Imperio”

V

 

A bordo del tren, una mujer piensa:

Llevo conmigo los libros que tú me diste.

¿Te preguntas cómo sé lo que piensa esa mujer en el tren?

Yo también me lo pregunto y tiemblo por contener más

   pensamientos que los propios.

Esa es una razón inmensa para temblar y cuestionarse,

es una inmensa razón para un corazón estremecido.

¿Somos tú y yo o es la mujer en el tren la que piensa llevo conmigo

los pensamientos que tú me diste, los llevo escritos en una hoja limpia

y cuidada?

Yo llevo conmigo tus pensamientos y los míos,

sé que los llevo,

sé que mi corazón también los alberga.

Y de nuevo tiemblo.

X

Y aprendes a través de la oscuridad.

Hilda Hilst

La noche desciende sobre todo lugar.

He vivido en diferentes ciudades y en muchas regiones,

he traspasado imperios y reinos con los nombres que desconozco,

con varios y diversos espantos,

como quien enciende lámparas en la premura de una oscuridad.

La noche llega siempre,

                                    llega de manera precisa a diferentes horas.

Me encuentro en el asombro de recordar el sol que alumbra Brasil,

mientras enciendo una luz en una penumbra distinta.

La noche de hoy es algo a qué aferrarme en medio de otra noche,

la noche de las distancias en una sala vacía,

la noche de las palabras.

 

XVIII

¿La gente te llama extranjera por el acento?

Affonso Romano de Sant’Anna

Puedo verme a mí misma otra vez, me veo moviendo un cigarro en el

aire, tratando de presumir las maravillas de una mente confundida.

Me veo reproducir un momento, otro y otro semejante.

¿Soy un poco seria?

¿Este es mi rostro demasiado serio y mi boca un tanto hermética?

Me apagaré a mí misma;

basta del lenguaje y de las loas a pequeñas cosas.

De nuevo quiero una Coca-Cola. ¿Es su tiempo y su siglo, no?

Recuerdo haber dicho algo semejante…

Esta es la eternidad, Affonso.

Esta, como bien lo sabes, es la superficie de la eternidad.

  

XXII

 

Arremeter y por esto he de arrepentirme.

¿De ser alguien?

Porque he contemplado en más de una ocasión el comportamiento

                                                                                                 de las bestias,

he comido a su lado y descansado a sus pies,

me he cansado y exhausta he sido aún más un individuo y persona

y hombre

y mujer;

he sido mortal una vez más.

Me he preguntado qué diferencia tengo yo, qué soberanía

                                                                                               sobre las bestias.

He sopesado esto como quien busca su descendencia en

                                                                                                    un lugar lejano

y qué más he de decir, salvo gritar: Yo soy,

y sentenciar persona, individuo, gusano, vacío.

Como ser, y carne y hueso y cenizas,

te escribo queriendo contar la caprichosa historia de la lengua,

                           a sabiendas de que no hay tiempo ni posible eternidad,

a sabiendas de que no hay más en mí que desprecio, palabras

                                                                                                      y soberbia,

y que decreto:

todo esto es cierto solo aquí,

solo aquí.

 

XXIV

 

En amor a esta profesión solitaria he imaginado mi vida, he pensado:

Me gustaría ser una mujer que no necesita nada del mundo, vivir

entre los restos de la ceniza que es el fuego diario contra el invierno,

no provocar lástima ante un plato improvisado por sobras, no

causar un ansia inexplicable por abrazar cuando me envuelva encorvada

en un chal cálido.

Decir: He vivido; es decir, me he ocupado en muchas labores.

Decir: Me he distraído, he reído en mi misterio de humor solitario

                                                                                                   y cómplice.

He vivido como un medio y no como un fin que la vida utiliza,

esa vida que me ha sido otorgada.

Esto conozco como la más maliciosa de las libertades:

no haber sido tonta nunca, y aprovecharlo.

 

XXV

Aún espero el viaje entre viejas valijas y libros abiertos,

espero el viaje.

Sin esposo, sin hijos, sin fuego, sin una estrecha noción de astucia.

Sin necesidad de escribir sobre él, espero este viaje.

Mas sé que el viaje no llegará a mí solo,

entre escombros de vida llegará.

En la trayectoria al nuevo reino mi rostro estará limpio

                                                                          y mi vestido planchado.

No te parecerás a Brasil ni a Buenos Aires,

no recordaré Bruselas ni algún lugar conocido.

Pese a esto, con misterio y convicción,

con todos mis sentidos,

y con mi cuerpo,

y con mi último soplo de vida,

espero ese viaje.

Poemas del libro Imperio, CECUT 2023

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Julia Melissa Rivas Hernández cursó la Licenciatura en Artes Plásticas y en Literatura Hispanoamericana por la UNISON. Ha sido beneficiaria en diversas becas estatales. Ganadora del reconocimiento del Pitic Alonso Vidal; segundo lugar en el Premio Nacional de Cuento de Villa Zaachila, Oaxaca; ganadora de los Juegos Florales Lagos de Moreno, categoría cuento; ganadora de los VII Juegos Florales Nacionales Toluca “Horacio Zúñiga”; ganadora del II Premio Nacional de Poesía Joven Raúl Rincón Meza; ganadora del Certamen Nacional de Poesía de los XL Juegos Florales Nacionales Universitarios; ganadora del Concurso del Libro Sonorense 2023, género poesía. Libros: Habitaciones, Imperio, Fuera del reino y Arqueología del paraíso.