Presentación de la novela “El Gitano”, por Rigoberto Brito Osuna, cronista oficial de Concordia

El lanzamiento del libro “El Gitano” en Aguacaliente de Gárate tiene un profundo valor simbólico, cultural e histórico. No se trata únicamente de dar a conocer una obra literaria, ya que se trata de rememorar a un personaje que encarna buena parte de la identidad y el temperamento del pueblo.
Rodolfo Valdez, conocido como El Gitano, nació en este pueblo en 1912. Aunque su vida estuvo marcada por el movimiento, la lucha, y muchas veces por la marginalidad, sus raíces están firmemente ancladas aquí. Presentar esta historia en su terruño es, en cierto modo, traerlo de vuelta y reconciliar pasado y presente.
El Gitano no es un héroe tradicional, ni una figura oficial de los libros de texto. Pero su vida, como la de tantos otros, constituye parte del tejido real del testimonio regional. Darle voz a su historia es también darle valor a la memoria popular, a esas vidas que normalmente se narran en voz baja o se pierden en el olvido.
La obra fortalece el sentido de identidad de la comunidad. Es un recordatorio de que Aguacaliente de Gárate no sólo es parte de la geografía, sino también de la narrativa de Sinaloa, en un tiempo en que muchas comunidades pierden sus historias ante el olvido o la migración, este tipo de libros funcionan como ancla y espejo.
Eventos como esta presentación son esenciales para fomentar la lectura, promover la escritura y abrir espacios de diálogo intergeneracional en tiempos donde lo inmediato domina, detenerse a escuchar y leer una historia del pasado reciente es un acto de reafirmación cultural.
La figura de El Gitano despierta recuerdos en los mayores y curiosidad en los jóvenes. Este libro puede convertirse en un punto de conexión entre generaciones, permitiendo que las anécdotas orales se enriquezcan con la palabra escrita, y viceversa.
Hoy se abre una herida histórica, un eco persistente de los años turbulentos del México y especialmente del Sinaloa posrevolucionario, una leyenda que se ha deslizado entre pólvora, periódicos, pasquines y libros; entre murmullos pueblerinos, rumores cantineros y tema de mitote en las esquinas de los pueblos de la región.
El Gitano, novela del escritor sinaloense Julio Zatarain, obra que obtuvo el Primer Lugar del Premio Nacional Valladolid a las Letras 2024, y que nos transporta con singular maestría narrativa a uno de los personajes más controvertidos de la historia reciente de Sinaloa: Rodolfo Valdez, alias El Gitano, a quien se le atribuye el asesinato del gobernador Rodolfo T. Loaiza. Un crimen de alto impacto político y social, cuya autoría intelectual y material sigue siendo —poco más de ochenta años después— materia de debate, sospechas y silencios.
Rodolfo Valdez, cuyas acciones y cuya vida han sido objeto de versiones enfrentadas: para algunos, un pistolero a sueldo; para otros, un justiciero atrapado en las redes de la violencia agrarista y las vendettas políticas.
Zatarain nos invita a mirar con nuevos ojos este personaje, con el arte magistral de las letras plasmadas en su obra, nos lleva a explorar no sólo lo que hizo, sino lo que representa: la complejidad de una época donde la línea entre el héroe y el criminal era, muchas veces, difusa e inexplicable.
El mérito de esta obra no radica únicamente en su audacia temática, sino en su rigor narrativo y documental.
El Gitano no es producto de la invención pura: se alimenta de fuentes confiables, de entrevistas, testimonios orales, relatos familiares, así como de investigaciones hemerográficas en periódicos de la época. Podemos leer que en sus páginas desfilan personajes reales también como Pedro Ibarra, El Marro, El Borrego, El Culichi, entre otros; y todos ellos piezas vivientes del ajedrez social y político de los años cuarenta de la centuria pasada.
No lo platica Julio en su narración, pero las hazañas del Gitano tuvieron repercusiones políticas inmediatas: El señor José Garzón López, quien gobernaba el municipio de Concordia, para el bienio 1943-1944, fue obligado a renunciar a la presidencia municipal y seguramente que por la relación de compadrazgo que guardaba con El Gitano. En su lugar fue colocado como primer munícipe sustituto el Teniente Coronel Martín Rodríguez Manzano, tal vez para que en su carácter de miembro de la milicia apaciguara a los grupos en conflicto: agraristas y dorados.
Ya antes, en 1940, la presión social derivada de los asuntos agrarios, hicieron renunciar al alcalde José Pantoja junto con los cinco regidores miembros del cabildo y en su lugar, se dice, que los dorados impusieron a José Morales como Primer Regidor Presidente Municipal Sustituto.
Volviendo al tema:
Esta novela recorre con trazo firme y mirada literaria, diversos parajes del sur de Sinaloa: Mazatlán, El Rosario, El Roble, Zavala, Aguacaliente de Gárate y los alrededores de la sierra de Zacanta, cuya emblemática montaña se convierte en símbolo y centinela de esta historia y es que el paisaje no es solo escenario: es personaje.
Zatarain no se conforma con narrar; interpreta; reconstruye el pasado desde la grieta emocional y humana, mostrando cómo en la historia regional hay zonas que ni la justicia ni el periodismo han querido o podido explorar y con ese ágil juego de palabras con que la obra nos va envolviendo al darle vuelta a cada página y que nos hace experimentar esa diversidad de sensaciones según lo que va narrando soberbiamente.
El Gitano no pretende dictar sentencia. No absuelve, tampoco condena. Nos ofrece, en cambio, una lectura alternativa de la historia: una que se atreve sutilmente a cuestionar, a narrar desde la entraña misma de los pueblos y de cada uno de los personajes de la trama y da voz a los que fueron silenciados por el poder o por el tiempo.
La obra está escrita con una hábil pluma que conjuga valentía, estilo y sensibilidad. Zatarain no romantiza en exceso ni caricaturiza. Muestra con pulso narrativo, una realidad cruda y fascinante. Es capaz de llevarnos de un desaguisado a un suspiro, de un paisaje atroz a un romance.
El Gitano de la novela no es un personaje plano: es un hombre herido, en fuga constante, cargado de contradicciones, como todos los grandes protagonistas de la tragedia mexicana.
Julio Zatarain, considero, se consagra con esta obra como una de las voces más prometedoras de la literatura contemporánea de la región, como bien lo expresa el escritor Élmer Mendoza, presidente de El Colegio de Sinaloa.
El Gitano se suma a esa línea de novelas que, como Los de abajo de Mariano Azuela o Arráncame la vida de Ángeles Mastretta, exploran los intersticios entre la historia oficial y la memoria no autorizada.
La novela es también una advertencia: la historia no siempre está en los archivos, muchas veces está en la calle, en la conversación de los viejos, en las cantinas, en las mujeres, hijos y nietos que se mantienen en silencio, que nunca supieron del todo quién fue su ancestro, quizás.
El Gitano es más que un libro:
Es un umbral entre la verdad y la leyenda,
una interrogación abierta a nuestra historia local,
y sobre todo, una muestra del poder de la literatura para iluminar las sombras.
Reconozco profundamente al autor, Julio Zatarain, por haber tejido con destreza esta historia con respeto, arte y valentía.
Y a ustedes, estimado público; lectoras y lectores, los invito a sumergirse en estas páginas con espíritu crítico, memoria abierta y corazón dispuesto.
Porque como toda buena novela, El Gitano no se termina cuando se cierra el libro… se queda resonando en la mente de quien ose sumergirse en sus páginas.
Aguaaliente de Gárate
Junio 22 de 2025
Rigoberto Brito Osuna, cronista Municipal Vitalicio desde octubre de 2024
Miembro de la ANACCCIM desde 2017
Secretario del Consejo Directivo de La Crónica de Sinaloa, A.C., en el bienio 2019-2020
Reconocido con el segundo lugar con el trabajo “Crónica del Resucitado”, en el 45º Congreso Nacional de la ANACCCIM celebrado en julio de 2023 en Toluca, Estado de México.
Vocal de la Comisión de Pueblos Heroicos de la ANACCCIM de 2022 a la fecha.